jueves, 22 de septiembre de 2022

Un poco más peleona

A 104 días de su última crisis, el día 22 concretamente, no pasa buena noche y se despierta mareado. Hace los mil y un inventos para poder ir a trabajar. 

La noche del 23 duerme muy mal, no está mareado, pero si intranquilo. Se despierta como puede, medio vomita, pero después de una buena ducha consigue ser persona. Pasa el día bastante bien.

El 24 por la mañana le cuesta un poco, el resto del día está bien. Le pasa lo mismo el día siguiente.

El 26 curiosamente vuelve a estar bastante revuelto y al día siguiente en una horita se le colocó todo en su sitio.

Esta crisis ha sido más larga de lo que acostumbran últimamente, más peleona y para colmo ha empalmado con el Covid. 

Lo ha tenido suave, tres días de paracetamol con febrículas y el cuerpo destrozado. El fin de semana ya empezó la recuperación y el lunes, ya con las pilas nuevas, emprendió la vida normal sin tener que hacer milagros para desempeñar su día a día.


viernes, 10 de junio de 2022

110 días

El 10 de junio. Después de 110 días de despierta mareado. Consigue ir al trabajo aunque le acompaña el mal cuerpo.

Al día siguiente se despierta “pachim pacham” por la mañana y se va recuperando a la que pasan las horas. El 12 se encuentra bien y el 13 un poco de “cap baixat” (cabeza agachada).

Esta vez he cumplido mi propósito de la entrada anterior, era no contar los días entre crisis. Lo he hecho una vez que le ha aparecido para poder seguir con la estadística de sus episodios. 

Por primera vez, en casi treinta años, no he estado esperando su crisis. He dejado que todo siga su curso.

Esta ha seguido el ritmo de las últimas,  suave y prácticamente no le ha  impedido seguir con su ritmo de vida normal.


viernes, 4 de marzo de 2022

Día Internacional del Síndrome de Vómitos Cíclicos

Hoy 5 de marzo es el día Internacional del Síndrome de Vómitos Cíclicos, para conmemorar este día
publico la entrada de la última crisis de mi hijo. Tanto el SVC como supongo que la mayoría de las enfermedades minoritarias son un enigma para los que las sufren, les provocan un gran sufrimiento y generan mucha angustia y una gran impotencia a los que conviven con ellos.

El día 20 de febrero, a los 101 días, Joan se despertó con mal cuerpo. El lunes 21 le cuesta muchísimo levantarse, pero lo consigue y llega al trabajo puntual y el 22 está perfectamente.


¡Se está convirtiendo en uno de sus héroes de ciencia ficción que tanto le gustan! Ha conseguido, al menos por el momento, ganar la batalla, sobre todo en sus dos últimas crisis. 

Tiene un nuevo trabajo con mucha más responsabilidad y esto puede ser una de las motivaciones que utiliza para esta lucha.

También en esta ocasión Laura, mi nuera, me aportó una nueva visión o un enfoque diferente de cómo podemos o cómo debemos proceder: El día de su treinta cumpleaños coincidía con los 96 días desde su última crisis -Es el número que me sirve de pauta para calcular, más o menos, la distancia entre una y otra crisis- Le queríamos organizar una pequeña fiesta sorpresa, yo le dije a Laura que era imprudente celebrarla durante estos días tan cercanos a la infortunada fecha. Su brillante respuesta fue: ¡Es igual, nos tenemos que arriesgar, si no nunca haremos nada limitados con los 96 días!

La fiesta fue magnífica y él se encontró perfectamente. Hasta el día siguiente no aparecieron los leves síntomas que he explicado anteriormente.

Con esto he aprendido que la súper protección que le he dado siempre, actualmente no es buena. Con los años es él que ha de manejar sus crisis, y yo, como madre, tengo que aprender a administrar esa angustia que me crea la impotencia ante cada una de ellas, por leve que sea. 

A ver si algún día, después de casi treinta años contando esos 96 días, consigo olvidarme de contar.