Esta vez ha sido una crisis liviana, pero larga.
El día 28, a sus 96 días, tiene el cuerpo un poco raro.
Los días 30, 31 y 1 de se despierta ligeramente mareado,
pero se recupera ágilmente. El día 2 se encuentra un poco peor que el día
anterior, el 3 y el 4 “cap baixat” –cabeza agachada en toda regla- hasta última
hora de la tarde no se recupera. El día 5 parece que el mareo empieza a ir de
baja.
El sábado ya que puede dormir hasta tarde se despierta recuperado del todo.
Estas crisis que no vomita parece
que no se acaben nunca. La lucha entre querer estar bien y no poder le crispa un
poco los nervios. Al no vomitar es como si no estuviera tan enfermo, pero al
intentar hacer vida normal el mareo le imposibilita.
Una cosa es evidente y es que sus
crisis están evolucionando. Estos ligeros
cambios positivos nos abren las puertas
de la expectación.